Fotografía por: Donaldo «Lechuza» Enriquez.
Este pasado sábado 17 de febrero, las almas de los capitalinos hambrientos de oscuro metal se congregaron para celebrar una lúgubre y blasfema velada en compañía de la banda griega, Rotting Christ, quien celebraría con sus congregados los 35 años de existencia de la agrupación.
Así como los seguidores de la banda, nos dimos cita para lo que sería una velada intensa, ondeando las cruces de cabeza y la blasfemia que emanaría de las bandas presentes a cada canción que interpretasen.
Comenzaba a entrar el público y ya se sentía el calor y las ganas de mover la cabeza de los asistentes.
Entrando ya en pleno calor, la primer banda se hacía presente sobre el escenario principal del Circo Volador. Horrid Sight llegaba para calentar motores de los presentes que ya comenzaban a llenar el recinto.
La banda capitalina comenzaba con las hostilidades de la noche, el Death Metal entremezclado con los tintes de Thrash y Black Metal de el trio comenzaba a ponernos a tono para la velada oscura que nos esperaba de aquí en adelante. Néstor Ledezma en la guitarra, Rafael Carranza en la batería y Charlie Zambrano en el bajo y la voz nos demostraron que el poderío de las bandas mexicanas es impecable.
Con una lección rápida de griego para agradecer a los estelares y tras un devastador set, Horrid Sight se despedía del escenario con un “ευχαριστώ”, es decir, gracias en griego.
Las entrada no dejaba de recibir asistentes ya entrada la noche, con ello, recibía el escenario del recinto al quinteto de Ciudad de México, A Call For Revenge, para continuar cimbrando la maldad.
Con la nueva alineación 2024, la banda comenzaba con el ritual oscuro de su presentación promoviendo en los asistentes que movieran las cabezas al ritmo de las guitarras desenfrenadas de la banda. Un set-list oscuro y devorador que no demeritaba ninguna canción y que elevó el calor de los presentes. La banda dejaba el escenario posterior a la interpretación de su sencillo de 2020, “My Descent”.
Los ánimos estaban a tope, listos para recibir a la maldad griega, el recinto estaba reluciente de público, la pista estaba a full y hasta en los asientos había gran cantidad de gente que estaba ansiosa por presenciar a Rotting Christ.
Se comenzó a escuchar la introducción del set de los griegos y la maldad se encarnó sobre el escenario, uno a uno iban subiendo los integrantes comenzando por Themis Tolis, el baterista de la misma.
El ritual comenzaba y la banda comenzaba a soltar los grandes éxitos que han esparcido al rededor de estos 35 años de existencia. La brutalidad daba paso a “In The Name Of God”, “The Raven”, “In Yumen-Xibalba”, “Ze Nigmar” y hasta canciones nuevas que la banda estuvo interpretando sobre el escenario del Circo Volador en lo que se esparcía como un set que no dejaba a ningún asistente sentado, sin mover la cabeza y elevar los puños y los cuernos cada que finalizaba una canción.
Con el agradecimiento de la calurosa bienvenida que el público mexicano le ha estado dando a la banda, también vino de la mano de unas palabras de su vocalista Sakis Tolis, incluso hablando en español se mostro completamente agradecido con su público.
La llama se esparcia y la oscuridad inundó por completo el recinto, el final estaba cerca, el público cada vez hacía más grande el circle pit, el crowd surfing no paraba de mandar a los más arriesgados frente a la barricada y las greñas no dejaban de agitarse. La banda culminaba su presentación y se despedía de sus seguidores de nueva cuenta agradeciendo su presencia en cada una de sus fechas y dejando el escenario para poder bajar del mismo y convivir con los más fieles seguidores que se quedarían a la convivencia.
Una noche oscura y endiablada que en comentarios que pudimos escuchar durante la salida del público: “¡Estuvo con madre el concierto!”…
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